Debbie Nurko
Mi primera aproximación con el arte fue de niña cuando mi madre me llevó por primera vez al estudio de un pintor Tarahumara cuya técnica me impactó. Eran paisajes de la sierra en óleo, acuarela y tinta con un manejo sutil del color. Nos reuníamos con él para tener sesiones de pintura en las que exploraba un mundo de pinceles y colores, que con el tiempo definiría mi búsqueda personal como artista. Fui desarrollando un estilo personal en la escultura que sería el resultado de varias influencias artísticas como lo son el arte primitivo africano, Henry Moore, Jean Miró, Soriano, los cuerpos geométricos de Sebastián por mencionar algunos. Alguien alguna vez me preguntó que qué movimiento sigue mi arte en la escultura. Yo le contesté: mi escultura es una humilde manifestación de la geometría, pero del deseo. Desde el momento en que el barro se desliza por mis manos es como si cobrara vida propia y dictara sus propias formas piramidales, esféricas, coníferas, logrando un estado puro de intuición artística. Es el barro el que le dicta a mis manos si será una esfera, una pirámide o un tótem milenario.Para mí la escultura es un lenguaje que siempre está en constante ebullición y búsqueda.